Estamos inmersos en uno de los procesos de mayor pérdida de reservas, en términos del PIB, en perspectiva histórica de nuestro país. Agravado por el hecho que tal situación se presenta en los últimos dos años de una administración de gobierno cuya máxima autoridad no tiene probabilidad de ser reelegida, explica el Ieral. Para la administración saliente puede surgir la tentación de preocuparse pero no ocuparse del problema en términos efectivos, y dejar así en 2015 un BCRA con escasos niveles de reservas internacionales, lo cual implicaría una fuerte restricción inicial para la administración entrante. El ratio en 2015 bajaría al 3,6%.
Así el conjunto de normas legales e informales que impide a personas y empresas comprar divisas para atesoramiento, girar dividendos o pagos al exterior no sólo no le permitió al BCRA acumular dólares, ya que el cepo desincentivó el ingreso de billetes a través del financiamiento y las inversiones directas, sino que lo obligó a vender para contener la suba del tipo de cambio oficial.
La caída de las reservas, que suma u$s 14.053 millones desde el 31 de octubre de 2011, es seguida con mucha atención por el mercado, porque tiene que ver con la capacidad de pago del país y puede conducir a restricciones al comercio, afectando por esa vía el nivel de actividad, señala el Ieral. La evolución y el nivel de las reservas internacionales resulta determinante también para la evolución de la política cambiaria a futuro, agrega. Las especulaciones sobre las futuros desdoblamientos cambiarios, encarecimiento del dólar turista o la forma en que se facilitará el financiamiento externo, son comunes entre los privados.
El cepo también afectó la economía real, al postergar la importación de bienes intermedios y de capital y paralizar el mercado inmobiliario. Y le dio vida al dólar blue, que con una brecha del 68% con el oficial, se traslada a los precios y es el reflejo de las expectativas del mercado.
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