31 jul 2013

Advierten que un mayor riesgo cambiario empieza a frenar emisiones dollar-linked


Las empresas buscan estirar plazos para eludir devaluación post electoral o privilegian ‘subirse’ a la tasa Badlar en pesos. Los inversores buscan bonos cortos

Después del furor que vivieron las emisiones de títulos dollar-linked, el empinamiento del ritmo de depreciación oficial anual al 25% lleva a las empresas a privilegiar las emisiones en pesos a tasas Badlar o a extender los plazos para licuar una posible devaluación post-electoral. Algunos compradores, como los fondos comunes de inversión (FCI), sólo quieren títulos a corto plazo justamente por las razones contrarias, pero no encuentran suficiente oferta.
“Cada vez hay menos emisiones dollar-linked”, explicó un banco colocador. “Muchas compañías ya tienen bastante dollar-linked. Y quienes quieren emitirlos están queriendo hacerlo a 4 o 5 años, lo que antes era a 18 a 24 meses”.
En cambio, muchos FCI, incluso los que se crearon para invertir en estos bonos, prefieren los títulos con una vida menor al año y medio. “Hoy ya están con mucho producto y el plazo no les cierra tanto”, agregó.
Cuando arrancó el año se veían más colocaciones dollar-linked y la demanda era tal que el cupón llegó a ser cercano a cero. Hoy quedaron las exportadoras y los gobiernos provinciales: después de las emisiones de Molinos y TGLT hasta el 5 de julio pasado, sólo YPF apareció en el mercado con esta inversión ligada a la devaluación oficial.
La razón es que a las empresas puede llegar a costarle más caro estos títulos contra una emisión en pesos de Badlar, ante una depreciación que en este momento se está acelerando al 2% mensual. “En las últimas colocaciones, las empresas privilegiaron el tramo en pesos que dollar-linked”, explicó un colocador.
Según el Rofex, la depreciación anualizada del peso es de un 25%, que sumado un cupón de unos 3 puntos, arroja un costo del 28%. En cambio, la Badlar (17,5%) más 4 puntos de spread arroja un 21,5% de costo. “El superávit comercial tiende a desaparecer, algo van a tener que hacer con el tipo de cambio oficial después de las elecciones. Devaluar es el camino para desincentivar las importaciones y que las exportaciones rindan más”, es el concenso del mercado.
Si no se van a pesos, prefieren alargar los plazos para licuar la devaluación brusca al principio de la emisión y terminar pagando la tasa real de depreciación. “Si las empresas pudieran colocar a mediano y largo plazo, 5 años, esas cosas se promedian. Pero si el mercado pide 2 o 3 años, quizá la compañía se endeuda en dólares al tipo de cambio oficial en un momento que puede acelerarse la devaluación”, explicaron en un FCI.
Los compradores hacen valer el plazo subiendo el cupón: las últimas emisiones cortaron con una sobretasa de un 4% sin conseguir los montos máximos de suscripción: YPF a 2020, Molinos a 2017 y TGLT a 2016.
“Con el horizonte con que trabaja cada FCI, son demasiado largas estas emisiones. En el caso de comprar algo, preferimos lo más corto posible, que no pase de 2014 y no esperar a 2020. Si mañana se produce una megadevaluación, ya te pagan todo ese gap que subió el tipo de cambio. Si no, después no se lo vendés a nadie porque ya tiene metido en el precio el impacto de la devaluación”, explicaron en otro FCI.
En cambio, las compañías de seguros no tienen problema de plazo, pero prefieren comprar las obligaciones negociables de YPF que están incluidas en el listado de activos de la economía real que obligatoriamente tienen que tener en cartera.
Por el contrario, a los FCI dedicados a los títulos dollar-linked les gustaría que haya más oferta de emisiones cortas para poder renovar su cartera e invertir las nuevas suscripciones. Pero no encuentran: “Los FCI tuvieron un período de poca liquidez entre mayo y junio y no generaron demanda. Ahora que vuelven los pesos, no encuentran títulos que comprar”, explicaron en un banco. Y coincidieron en un FCI: “No salen al ritmo que nos gustaría”.
Los que sí se emiten son los bonos provinciales, incluso los que no están respaldados por regalías petroleras, pero no todos los FCI tienen la misma libertad, ni el interés, en invertir en crédito provincial, al considerar que podrían tener un problema de solvencia entre 2014 y 2015.

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