17 dic 2013

Aunque las previsiones para 2014 son optimistas, la recuperación económica tiene sus riesgos


Los países emergentes siguen expuestos a tambalearse cuando la Fed reduzca los estímulos, la incorporación de Irán al mercado del crudo podría hacer caer los precios del barril. La burbuja inmobiliaria en China aún no está bajo control y hay riesgos de deflación en Europa

Al igual que los adornos navideños, que aparecen en los comercios ya en noviembre, la comunidad inversora publica sus pronósticos para el siguiente año con varias semanas de anticipación.
Este año, esas predicciones son en si mismas previsibles. Y son buenas; aunque viniendo de organizaciones que venden inversiones, no sorprende.
Menos previsible es que la opinión general sea más sólida de lo habitual. Con sólo unas pocas excepciones, la comunidad inversora espera para 2014 que la economía mundial tenga su mejor año desde la crisis, a medida que finalmente se alejan las consecuencias de la crisis. El proceso de la normalización poscrisis comenzará en serio, con el inicio del ajuste por parte de los bancos centrales y un regreso a la inversión de bienes de capital por parte de las empresas.
Esta normalización implica que el regreso a la inversión no igualará los resultados de este año. Las tasas más altas implicarán menores retornos sobre las acciones, y la mayor inversión en bienes de capital se comerá los márgenes. Sin embargo, el proceso avanzará sin sobresaltos, con los bancos centrales (encabezados por la Reserva Federal) presionando y las tasas subiendo un poco en respuesta. China crecerá a un ritmo sólo un poco menor y más sostenible; Europa se expandirá a una tasa anémica, pero al menos habrá crecimiento.
No es malo el razonamiento. Es más probable que otros muchos escenarios. Y los que se protegieron de los muchos riesgos de este año se habrán perdido la fiesta con las acciones estadounidenses.
Sin embargo, todavía sugiero preguntar qué podría salir mal. Muchos terroristas de todo el mundo querrían algo al estilo 11-S, mientras que las placas tectónicas de la Tierra podrían provocar un nuevo terremoto o tsunami. No puedo cuantificar las probabilidades de que esas cosas sucedan, pero acá menciono algunos de los riesgos que podemos imaginar.
n Deflación en Europa En general se espera que el crecimiento económico de la eurozona sea cercano a 1% el año próximo, con una inflación benévola. Será fácil no cumplir con esas metas. Otro año de estancamiento pondría poner a prueba la paciencia de los votantes; y si hay deflación será más difícil para los países periféricos reducir su deuda porque se encarecerá. Los inversores especulativos extranjeros están mayormente ausentes y el Banco Central Europeo tiene credibilidad; la deflación en Europa los podría a prueba.
n Abegeddon A los que invirtieron este año en Japón les fue muy bien, pero ¿qué pasaría si el “abenomics” (la agresiva política monetaria diseñada para generar inflación) no funciona? Alex Friedman de UBS, que acuñó el término, señala que el Abegeddon podría esperar si Japón logra provocar inflación, pero no crecimiento. En tal escenario, este país altamente endeudado podría sufrir una pérdida de confianza en sus bonos.
Una auténtica crisis financiera provocaría un alboroto. Es poco probable, pero algunos hoy la tienen en sus predicciones.
n Los tambaleantes BIITS. La sigla hizo una breve aparición este año, y representa a Brasil, India, Indonesia, Turquía y Sudáfrica. Se trata de grandes mercados emergentes con significativos déficits comerciales cuyas monedas sufrieron fuertes pérdidas cuando la Fed amenazó con reducir su estímulo monetario.
Eso provocó que el dinero vuelva a Estados Unidos y expuso a aquellos países (principalmente a los BITTS) que más lo necesitaban. El problema mermó algo cuando la Fed decidió seguir apoyando a los mercados si bien las divisas de India e Indonesia hace poco tocaron nuevos mínimos en el año. En general se espera que eso no vuelva a suceder cuando la Fed finalmente disminuya su programa de estímulo. No quedan claro por qué razón.
n Petróleo en precios máximos. La cotización del crudo se mantuvo estable en los últimos tres años (el Brent operó cerca de u$s 110 por barril), pese a las fuertes caídas de la producción en países como Libia, Irán e Irak. Eso se debió a que la revolución del shale gas en América del Norte presionó los precios a la baja.
Sin embargo, ahora parece que las exportaciones iraníes estarían regresando. También es probable que haya mayor producción en Libia e Irak. Hay una probabilidad decente, poco discutida fuera del mercado petrolero, de que el Brent pueda registrar un pronunciado descenso a menos de u$s 90. Eso beneficiaría a muchas compañías y suavizaría la presión sobre los consumidores. Podría tener consecuencias más negativas sobre los países que dependen de las exportaciones de crudo.
n Accidente en el mercado del Tesoro. Ese era probablemente el mayor riesgo cuando empezó 2013 y, una vez que los rendimientos de los bonos subieron fuertemente después de que la Fed comenzó a hablar de reducir su programa de estímulo, casi pasó. Los rendimientos de las bonos se duplicaron, para tocar el 3%. Y siguen cerca de esos máximos. Sería saludable una leve alza de los rendimientos a medida que la economía se normaliza. Un incremento rápido a 5%, pondría en riesgo todo lo demás.
n Explota burbuja en China Finalmente, la segunda economía más grande del mundo sigue teniendo burbujas inmobiliarias en muchos grandes mercados, y un enorme exceso de crédito.
Tanto en los pronósticos optimistas como en esta lista de riesgos hay un tema común: el mundo se encuentra en un delicado equilibrio. Este año, la economía y las autoridades monetarias se mantuvieron en equilibrio. Hay probabilidades de que puedan repetir el truco en 2014. Pero no demasiadas. Sería sensato protegerse contra el riesgo de que las cosas no salgan bien como en 2013.

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