Analisis tecnico - Resumen economico - Analisis Fundamentales con Estados Contables
7 nov 2013
Hay que preocuparse por el euro, no por la Unión Europea
La unidad política no está amenazada, pero el alto desempleo en el bloque puede derivar en la peor perspectiva: una generación perdida
El viernes pasado se entrevió el mayor peligro que enfrenta la eurozona en la próxima década: un período de deflación prolongada. La inflación subyacente (que no considera los precios de la energía y otros factores volátiles) disminuyó en octubre a una tasa anual estimada de 0,8%.
Yo hubiera esperado que el Banco Central Europeo (BCE) recortase aún más las tasas de interés esta semana. Pero dudo que aun una tasa de interés marginalmente negativa pueda evitar el descenso hacia la deflación. Su principal causa está en la manera en que la eurozona responde a su crisis de deuda: con austeridad y salarios reales cada vez más bajos en la periferia y falta de ajustes en el norte.
El peligro existencial para el euro ya no es un ataque especulativo, una corrida bancaria o el avance de los partidos extremistas, sino el simple agotamiento. Benoît Coeuré, miembro del consejo del BCE, advirtió la semana pasada que la eurozona podría llegar a sufrir una década perdida estilo japonés. Pero al menos Japón mantuvo elevado el nivel de empleo. La eurozona se enfrenta a la peor perspectiva: una generación perdida.
Las consecuencias políticas de este escenario son el tema abordado por un libro publicado en Francia por François Heisbourg, presidente del International Institute for Strategic Studies. En La Fin du Rêve Européen, él sostiene que la situación es tan espinosa que la única manera de salvar a la UE es abandonando al euro.
El autor, que es muy pro europeo, teme que la crisis de la eurozona destruya la UE, un proyecto que según él vale mucho más la pena que una unión monetaria disfuncional. Asegura que la salida del Reino Unido de la UE podría actuara como un potencial disparador de ese desmantelamiento. Yo no comparto su conclusión pero su análisis es totalmente acertado. La UE, con sus tratados legales y sus tácticas de resolución de crisis paso a paso, no es compatible con una unión monetaria funcional a largo plazo.
La estrategia que empleó la eurozona para resolver la crisis (sin condonación de deudas, transferencias o instrumentos de deuda de responsabilidad conjunta, y basada solamente en los ajustes fiscales) provocó una crisis de deuda deflacionaria sin un final a vista. Una resolución requeriría una unión política con fuertes poderes centrales de toma de decisiones. Las instituciones de la UE, sin embargo, fueron creadas bajo una concepción corporativista, enfocada en lidiar con conflictos comerciales o asuntos de competencia pero en los grandes temas de política macroeconómica.
La base del argumento de Heisbourg es que estamos estancados en un círculo vicioso. Los electorados culpan a Europa por la crisis, y no están dispuestos a transferir más poderes al centro. Sin embargo, dicha transferencia sería necesaria para resolver la crisis.
Todo esto es verdad, pero estoy en desacuerdo en que abandonando el euro se resolvería este problema. Aunque se gestionara perfectamente la disolución del euro, lo cual es posible, yo creo que Heisbourg subestima el caos económico y financiero que crearía, y no sólo en Europa.
También soy escéptico acerca de su entusiasmo por una UE sin el euro. Liberada de la moneda única, la UE sería un lugar bastante aburrido, lo cual no era en 1998. La política exterior y de seguridad común no ha tenido mucho éxito. Sin una moneda única, la UE haría retroceder al mercado único. Y, como queda sólo un pequeño número de países por unirse, el proceso de ampliación no puede seguir indefinidamente. Cualquiera que sea el motivo del Reino Unido por permanecer o salir de la UE, éste probablemente no está relacionado con el euro.
Una vez propuse la estrategia opuesta (reconocer que la eurozona es la verdadera esencia de la integración) y partir de ello, cambiar los tratados con vistas a convertir a la UE en una organización lista para manejar una unión monetaria compleja. Este tipo de unión política requeriría de un marco para la resolución de la deuda existente, instrumentos financieros de responsabilidad conjunta para manejar deudas, una unión bancaria anclada firmemente al nivel político central, y transferencias fiscales adicionales también.
Reconozco que el argumento de Heisbourg indica que esta estrategia sería poco realista si los electorados rechazan estos cambios en los tratados indefinidamente. En este caso, tendríamos que aceptar que la eurozona está condenada al fracaso. Pero no es clara la razón por la que los electorados acogerían esta dirección si el statu quo colocara a la eurozona en una deflación permanente y un débil crecimiento.
La política implica decisiones. No tomar una decisión es también una decisión. En ese caso, la crisis continuará y viviremos el escenario de pesadilla descripto por Heisbourg, con un electorado europeo en rebelión en contra de Europa. Éste sería el fin de la UE y del euro.
De las opciones mencionadas y bajo consideración, pienso que dos son poco realistas. Una es el intento de resolver la crisis a través de la política de comunicación (que es lo que estamos haciendo, con una unión bancaria que excluye cualquier forma de responsabilidad conjunta, o con las declaraciones interminables de que la crisis ya se está terminando o que la eurozona se está recuperando). Temo que el segundo grupo de opciones poco realistas nos haría volver a 1998.
Yo aún no abandonaría la idea de una genuina unión política. Pero si lo hacemos, nuestras opciones se verán muy reducidas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario