La menor estimación de crecimiento y la protesta social agregan incertidumbre a la economía del principal socio comercial. Dilma, con menos espalda para negociar con Argentina
Se fue el primer semestre de 2013 y la economía brasileña sigue sin despegar. El escenario de menor crecimiento económico, inflación mayor a la esperada y conflictividad social creciente preocupa a los empresarios argentinos de distintos sectores estrechamente ligados al país vecino, como el automotriz y el alimenticio.
Preocupa más Brasil que el armado de las listas para las elecciones, respondió un empresario del sector alimenticio con una fuerte participación en ese país.
Las previsiones de crecimiento del principal socio regional de principios de año se redujeron casi a la mitad. Si los economistas pensaban que la principal economía de América del sur iba a expandirse alrededor de 5%, las últimas estimaciones del Banco Central brasileño arrojan un promedio del 2,46%.
En el primer trimestre, el PBI creció 1,9%. La entidad monetaria elevó la estimación de inflación a 6% desde el 5,7% previo, lo que hace prever una política restrictiva de tasas de interés.
El sector automotriz, que destinó el 87,9% de sus exportaciones de mayo a Brasil, venía sobreviviendo al estancamiento. Las automotrices con fábricas en el país exportaron ese mes 49.594 unidades, o 73,1% más que hace un año, y acumulan en 2013 un incremento del 26%, con 180.890 unidades vendidas. Pero allí también se encendió la luz de alarma.
El gran problema que vislumbramos es que no sabemos cómo va a resolver esto (la presidenta) Dilma Rousseff, porque ya vemos una retracción en el crecimiento, y si la salida termina frenando más el consumo, va a golpear en la producción y eso nos va a afectar, afirmó a El Cronista un hombre fuerte de la industria automotriz local. Brasil venía medio flojo respecto de sus números, no estaba creciendo a los niveles que esperábamos, y ahora se sumaron los problemas sociales, agregó la fuente. El temor siempre es el mismo: Hay marcas que venden gran parte de su producción a Brasil y si se retrae van a tener problemas y vamos a ver qué pasa cuando el vecino se resfría.
Un integrante de la Unión Industrial Argentina (UIA) lo puso en estos términos: Cuando Brasil anda bien es el socio estratégico. Cuando le va mal, es un competidor que exporta y complica a la industria nacional.
El real se devaluó 6,7% respecto del dólar en 2013, pero llegó a depreciarse hasta 11% hace una semana por la salida de capitales. Que Brasil esté traccionando es una buena noticia para la Argentina, aunque una parte del efecto positivo se erosione por el debilitamiento del real, consideró la consultora Analytica en un informe. El 20% de las exportaciones van a ese país y la porción sube al 50% en el caso de las manufacturas industriales.
Déficit bilateral
Dante Sica, economista de la consultora Abeceb.com, dijo que el sector automotriz todavía es beneficiado por la decisión del gobierno de ese país de descontar el Impuesto sobre los Productos Industrializados (IPI). Otros sectores, como el de metalmecánica, acero e insumos, atraviesan problemas. El déficit bilateral creció por segundo mes seguido en mayo, un 36% interanual.
Para el economista, la conflictividad social y el desempeño económico puede tener un impacto en las negociaciones de Brasil (con Argentina), porque le saca holgura para poder negociar al gobierno de ese país. No es un dato menor, en momentos en que ambos países deben redefinir el convenio bilateral automotriz (ver aparte), la mayor presión que pueden ejercer los empresarios brasileños contra las restricciones a las importaciones de Argentina.
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