26 nov 2013

Los analistas ven señales de desindustrialización en Brasil


En 2012, solo tres de cada 100 empleos generados en el mercado formal en Brasil surgieron de la industria manufacturera. Al mismo tiempo, el sector de servicios respondió por casi 70 de cada 100 nuevas vacantes abiertas.
Aunque más acentuada frente al promedio de los últimos años, esa característica del mercado de trabajo refuerza las señales de que está en curso un proceso de desindustrialización relativa en el país. Algunos economistas indican que ese movimiento se está profundizando.
En 2007, antes de la eclosión de la crisis económica mundial, la situación era menos desequilibrada entre los sectores que componen la actividad económica en el país. De cada 100 nuevos empleos formales, la industria de elaborados respondió por 13 de las nuevas vacantes, mientras la de servicios, por 35.
En el stock de empleos formales, la tendencia es similar: entre 2007 y 2012, la participación de la industria cayó de 18,8% a 17,2%, mientras la de servicios creció, de 31,7% a 34% del total, de acuerdo con datos de la Relación Anual de Informaciones Sociales (Rais). En los últimos doce meses, según el Registro General de Empleados y Desempleados (Caged), el sector industria abrió 11 de cada 100 empleos.
De acuerdo a los investigadores, la reducción de la presencia de la industria a lo largo de los años indica que se trata de un cambio estructural. Está en línea con el nuevo perfil de la economía brasileña, con más personas incorporándose al mercado a través del consumo, y con una parte significativa de esta demanda resolviéndose vía importaciones. Ese movimiento no generó un gran volumen de empleo directo en la industria en Brasil, pero sí lo hizo en el ramo de servicios, como en las importadoras.
“Exportamos esos empleos de la industria”, destacó Nelson Marconi, profesor de la Fundación Getulio Vargas. Por otro lado, los sectores de servicios y comercio, “blindados” de la competencia externa, están ganando más espacio incentivados también por el mayor consumo de los trabajadores.
La pos crisis mundial empeoró la situación para la industria local, señalan algunos economistas. “Antes de la crisis, Estados Unidos importaba manufacturas de Brasil. Después de la crisis, pasó a importarlas América latina”, dijo Marconi, agregando que existen grandes diferencias en esos mercados, tanto en volumen como en tipo de producción exportada.
Marconi recordó que hubo una retracción de la exportación brasileña de manufacturas a Europa, que entró en recesión después de la crisis de 2008.
Aunque no haya un consenso entre los economistas, la desindustrialización relativa se caracteriza por el retroceso de la importancia de la industria de manufacturas en la economía como un todo. Los datos de empleo formal no son los únicos utilizados para entender el fenómeno, pero ayudan a explicarlo. Junto a la caída de la participación de la industria en esta variable, hay un aumento de la importancia relativa de otros sectores, como servicios.
Para algunos economistas, la reducción de la participación de la industria es un problema, porque entienden que sería el principal vector de avances tecnológicos y de efectos multiplicadores sobre la economía por sus encadenamientos: hacia atrás (insumos) y hacia adelante (comercio y servicios).

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