2 jul 2013

Crédito con aval del estado redujo en 6,8% deserción en carreras universitarias


Aún así, aquellos que egresan con este programa tienen menos ingresos en el mercado laboral.

Si en el año 2006 sólo 10% de los estudiantes que recibían ayuda financiera para sus estudios tenía un crédito con aval del estado, en 2010 la cifra se cuadruplicó a 43%. Esto ha traído enormes consecuencias en la matrícula y deserción de la fuerza estudiantil chilena.
El programa de crédito con aval del estado (CAE) incrementó la probabilidad de matrícula y redujo la deserción de educación superior, según un estudio del National Bureau of Economic Research de Estados Unidos (NBER).
El CAE ha sido en parte exitoso, según demuestran los resultados del estudio, realizado por los chilenos Tomás Rau, Sergio Urzúa y Eugenio Rojas ya que reduce transversalmente el número de estudiantes que dejan de estudiar a medio camino.
“CAE redujo la tasa de deserción en 6,8% para estudiantes matriculados en universidades de cinco años y en 64,3% en aquellos matriculados en instituciones que ofrecen títulos en dos o cuatro años”, según el informe.
En este sentido, el programa CAE ha sido más efectivo en reducir la deserción en individuos de baja calificación de familias de bajo nivel económico.
Esto fue justamente el fin del CAE, reducir la deserción, cuando el Ministerio de Educación creó el programa en 2006. Se esperaba que estudiantes con un préstamo de este tipo tuvieran menos probabilidades de trabajar durante sus estudios y de preocuparse por pagar su matrícula.

MERCADO LABORAL DESIGUAL
Se analizaron también los resultados en el mercado laboral, lo que arrojó resultados negativos. “Encontramos que los beneficiarios del CAE tienen menores ingresos (hasta 6,4% menos) que aquellos que no se ‘beneficiaron’ del programa”, según NBER.
¿A qué se debe esto? Al diseño del programa mismo, que incentiva a las instituciones de educación superior a retener a los estudiantes a expensas de no asegurar una educación de calidad.
Porque en teoría, el acceso a los préstamos debiera aliviar las restricciones financieras a corto plazo que previenen que estudiantes se inscriban en educación superior. Así, el hecho de tener obligaciones económicas futuras (pagar el crédito) debiera motivarlos a aumentar sus esfuerzos, lo que llevaría asimismo a una menor probabilidad de deserción y mejor desempeño en el mercado laboral.
Sin embargo, el estudio apunta al hecho de que este supuesto asume que los acuerdos del crédito no afectan la calidad de la educación ofrecida. “Contratos diseñados pobremente pueden aumentar la matrícula y bajar las tasas de deserción a la expensa de educación de calidad”, según los autores.
El problema recae en que las instituciones de educación están obligadas a repagarle al prestamista si un estudiante deja los estudios ya que estos son responsables por el préstamo (hasta el 90% del capital más intereses). Así, las instituciones tienen un incentivo para asegurar que los que tienen un CAE se gradúen.
Al mismo tiempo, este incentivo podría afectar la calidad de los graduados, lo que incidiría en el menor ingreso de los que estudiaron con un crédito con aval del estado, que los que no lo tuvieron.

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