A doce años de que se acuñó el concepto de BRICS, la protesta callejera pone en foco las grietas de la pujanza brasileña.
El 7,5% de crecimiento de hace dos años quedó lejos. Con suerte la economía brasileña pasará del 0,9% de crecimiento del año pasado a 3% este año (una media de lo que esperan el gobierno y los observadores externos). El modelo económico de Brasil atraviesa serios problemas.
El real ha perdido casi un cuarto de su valor contra el dólar desde principio de año, y la situación corre el riesgo de no mejorar para los brasileños, que afrontan el doloroso encarecimiento de su vida cotidiana, entre aumentos de los precios de diversos servicios y la inflación (en el 6,5 %). Un cambio de horizonte, doce años después del nacimiento del concepto de BRICS y de la entronización de Brasil como potencia emergente Estos diez últimos años, Brasil ha visto a casi 40 millones de sus ciudadanos acceder a la clase media, que ya representa más de la mitad de los 190 millones de habitantes, y ha asistido a una explosión del consumo alentada por el uso de crédito. Pero las últimas cifras son inquietantes: el primer trimestre revela un gasto doméstico casi nulo (0,1%), comparado con los meses precedentes. En su informe de diciembre del 2012, el Fondo Monetario Internacional (FMI) subraya el alza del número de cheques sin fondos y de tensiones con los créditos inmobiliarios.
El crédito empresario y de los particulares aumentó mucho en los últimos años (de 25% a cerca del 50% del PBI). Según el FMI, la experiencia muestra que un fuerte endeudamiento público y privado por lo general va de la mano con un aumento de la fragilidad.
Subisten entre tanto fuertes desigualdades que fragilizan el tejido social y las perspectivas económicas, y una falta de infraestructura que se vuelve más notoria en momentos en que brotan de la tierra estadios y equipamientos destinados al Mundial de fútbol del 2014.
Una situación que llevó a la calificadora Standard and Poor’s a bajar la nota de Brasil a “negativa” alegando la falta de crecimiento del PBI y la política fiscal expansiva, lo que podría traducirse en un aumento de la carga de la deuda.
Primer productor mundial de caña de azúcar, de naranjas, de sisal, de café, la “granja del mundo” puede jactarse, además, de una agricultura y una ganadería dinámicas: en el primer trimestre estos sectores subieron 9,7 %, cerca de la mitad del crecimiento del país.
El sector agrícola, impulsado por cosechas históricas de soja (2° productor mundial) y de maíz (3°), registra su mayor crecimiento desde 1998, con una creación de valor estimada en 57.000 millones de reales, según los datos del IBGE, el instituto nacional de Estadísticas.
Otro récord: el país tiene la mayor ganadería comercial del mundo. Y, además, es el cuarto exportador mundial de madera. Un lugar que podría perder dado que los bosques que cubren la mitad del territorio son amenazados por explotaciones competidoras, especialmente caña de azúcar y minería.
Otro problema, además de los métodos de agricultura intensivos y de las opciones criticadas por los ambientalistas, es que naturaleza y mercados no siempre se acompañan. Los productores de naranjas brasileños han quedado tapados de frutas en las dos últimas temporadas, que le permitieron al país producir 1,4 millones de toneladas de jugo de naranja en 2012-2013, haciendo desbordar los stocks mundiales. Y al mismo tiempo baja la demanda, por la preferencia de los consumidores por bebidas más baratas como los jugos de manzana chinos. El banco Rabobank espera una baja de producción del 20% en la región paulista para la próxima cosecha.
Más en general, el año 2013 será complicado para el sector, anticipa el Rabobank, en razón principalmente de los costos logísticos (falta de infraestructuras adaptadas a los volúmenes actuales de la exportación, suba de precios del petróleo y costos laborales) que reducen los márgenes a los productores.
Una de las fuentes con que Brasil cuenta para el futuro se encuentra a gran profundidad en aguas del Atlántico: el petróleo, del cual el país hoy es importador neto pese a reservas que están entre las más importantes descubiertas últimamente en el mundo. En octubre se licitarán a compañías extranjeras concesiones en el sudeste del país; el 14 de mayo, la licitación de otros campos, en el norte, inyectó US$1.400 millones.
Por el lado del etanol, del que Brasil es el primer exportador y segundo productor mundial, un estudio de Global Data estima que la producción debe pasar de 22.000 a 45.000 millones de litros de aquí al 2020; o sea, a un tercio de la producción mundial. Pero también allí afloran las dificultades, en especial las protestas de los defensores del medioambiente por la autorización, por ejemplo, de la caña de azúcar en la Amazonia, y por la opción del cultivo azucarero masivo para producir el etanol.
En minería, Brasil es el segundo exportador mundial de hierro, y uno de los mayores productores de aluminio. Pero los altibajos de los mercados financieros y los conflictos afectan el nivel de rentabilidad esperado por el sector. Vale, principal productor mundial de mineral de hierro, anunció en marzo la suspensión de la explotación de un enorme yacimiento de potasio en la Argentina. El grupo intenta una gran reducción de costos destinada a tener en cuenta la desaceleración de la economía y la caída de los precios del mineral en los mercados mundiales. Sus beneficios cayeron 76% en 2012.
Por cierto, el país se impone cada vez más en los sectores textil, farmacéutico, automotriz, siderúrgico y químico. Y han surgido grupos poderosos como el constructor de aviones Embraer, que el año pasado triplicó sus beneficios.
La industria ya explica más de un cuarto del PBI. Pero padece una desaceleración (-0,8% en 2012), que el plan “Brazil Maior” trata de remediar. Un plan que, pese a las decenas de miles de dólares consagrados a mejorar la competitividad de las empresas, no ha bastado para impedir el retroceso del país en la escena comercial mundial.
Primera víctima de la ola de protestas que sacude al país (y disuade a potenciales inversores), Votorantim, primer productor de cemento brasileño y octavo mundial, suspendió su salida al mercado para tomar 10.300 millones de reales, que hubiera sido la mayor OPA del mundo este año.
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