28 may 2013

Los argentinos se vuelcan a las cajas de seguridad para resguardar sus dólares

En una sucursal bancaria del centro de Buenos Aires, un grupo de personas espera ansiosamente a que un empleado los conduzca, de dos en dos, hasta una bóveda para acceder a sus cofres de seguridad.

"El ritmo es tremendo. Así todo el día. Yendo y viniendo, no se para nunca", se quejó el empleado, cansado de tener que escoltar hasta la bóveda a decenas de clientes cada día.
Las cajas de seguridad bancarias se convirtieron en Argentina en un bien codiciado por empresas, inversores y ahorristas, que buscan un lugar seguro donde resguardar sus dólares por el temor a que el Gobierno se los confisque.
Los argentinos atesoran fuera del sistema bancario entre 40.000 y 50.000 millones de dólares sin declarar. Además de en cajas fuertes y cofres de seguridad guardan sus billetes verdes en neveras y debajo de sus colchones, y algunos los esconden hasta debajo una tabla floja del piso o en tarros de cocina.
Según el Gobierno, la nación sudamericana es la segunda del mundo detrás de Rusia, sin contar a Estados Unidos, con mayor cantidad de billetes verdes físicos en mano de individuos.
La demanda de cofres se disparó por la incertidumbre que generaron unas restricciones a la compra de dólares impuestas a fines del 2011 para frenar una fuga de capitales. Se han popularizado tanto que algunos bancos estudian cobrar un cargo a los que entren a sus cajas con una frecuencia fuera de lo usual.
"Vengo a sacar dólares a la caja de seguridad cada vez que necesito. No guardo el dinero en cuentas, y menos dólares. No le tengo confianza al sistema bancario, no le tengo confianza a nada en este país", dijo Andrea, una abogada de 45 años que pidió anonimato y debió esperar un mes para conseguir un cofre.
Desde el inicio del control de cambios, el peso argentino perdió casi la mitad de su valor por la alta demanda del billete verde en el mercado negro y los ahorristas retiraron unos 8.000 millones de dólares en los bancos, casi el 50 por ciento de los depósitos en moneda extranjera.
El valor del dólar en el mercado negro supera en un 70 por ciento al que rige en la plaza oficial, donde está prohibida la compra de divisas para ahorro.
Las cajas, sin embargo, gozan de buena reputación, principalmente porque el "corralito" del 2001 que terminó con la pesificación de unos 40.000 millones de dólares en depósitos bancarios no alcanzó al dinero de los cofres.
Los ahorristas no están obligados a declarar el contenido de las cajas de seguridad, protegidas por el derecho a la propiedad privada consagrado en la Constitución nacional.
Pese a esa reputación, la semana pasada circularon rumores de una intervención gubernamental sobre las cajas, que el jefe de la unidad estatal de combate al lavado de dinero, José Sbatella, negó.
"No vamos a ir por los dólares que están en las cajas de seguridad", dijo el funcionario citado por el diario Clarín.

LISTAS DE ESPERA

En Argentina hay disponibles unos 500.000 cofres en las entidades financieras, es decir uno cada 81 habitantes. En la vecina Uruguay, que hasta hace poco era considerada un paraíso fiscal y donde los argentinos han refugiado sus ahorros por décadas, hay un cofre cada 168 habitantes.
Pese a la alta oferta, hay muchos ahorristas en varias ciudades del país esperando obtener una caja de seguridad.
"Hay bancos con listas de espera. No hay cajas en los lugares del país con mayor demanda" como la Ciudad de Buenos Aires, dijo a Reuters Federico Juan, socio de la consultora Banca&Riesgo.
Mientras que las autoridades anunciaron una amnistía impositiva para que los fondos no declarados en moneda extranjera sean blanqueados, los ahorristas mantienen su histórica apuesta por el dólar para protegerse de la volatilidad de la economía y una alta inflación de un 25 por ciento anual.
La presidenta Cristina Fernández, en un intento por generar confianza entre los ahorristas, recordó en un discurso reciente que su Gobierno ha venido honrando los títulos públicos con que se compensaron a los afectados por el "corralito".
La mandataria jamás amenazó con echar mano de los depósitos en dólares, en momentos de una sequía de divisas que deteriora una economía que atrae flujos en moneda extranjera a cuentagotas por el intervencionismo estatal, la inflación y el control de cambios.
Sin embargo, la historia y el presente de Argentina siguen asustando a muchos.
"Tengo una cuenta bancaria afuera de Argentina y una caja de seguridad acá. No confío en el país. La historia te demuestra que siempre hay confiscaciones y, si no te protegés, te quedás sin nada", dijo Víctor, un empresario de indumentaria de 54 años que no quiso dar su apellido.

ALTA DEMANDA
En el más pequeño de los tres cofres que ofrecen los bancos caben unos 200.000 dólares en billetes de 100 dólares, mientras que el mayor puede contener hasta el triple de ese monto.
El precio del alquiler de la unidad pequeña subió en torno a un 15 por ciento en los últimos meses hasta un mínimo 2.300 pesos anuales (439 dólares), el doble de lo que pide en promedio por un arriendo de un cofre un banco en Uruguay.
En Brasil se puede alquilar un cofre pequeño en un banco local por unos 900 dólares anuales, pero las entidades privadas en los últimos años prácticamente han abolido el servicio, que es ofrecido apenas por contadas agencias bancarias estatales y se usa casi siempre para guardar joyas o documentos.
Algunas entidades argentinas están aprovechando la alta demanda de cofres para obligar a comprar otros productos financieros como tarjetas de crédito o seguros a quienes quieran acceder a un cofre.
Los miles de millones de dólares que empresas, inversores y ahorristas atesoran en el país son apenas la punta del iceberg. El Gobierno estima que los argentinos tienen unos 160.000 millones de dólares en el exterior, una cifra que representa más de cuatro veces las reservas internacionales del Banco Central.
"La demanda (de cajas de seguridad) aumentó desde que se impuso el cepo (control de cambio). Hoy para una sucursal bancaria es mucho mejor servicio tener cajas en alquiler que proveer estacionamiento a clientes", dijo bajo condición de anonimato el jefe de una sucursal en Buenos Aires de la unidad local del español Banco Santander.
"Si tuviera más cajas, las vendo todas", agregó.

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